Seguramente te has planteado alguna vez en qué se diferencia un renting de un leasing. La duda es razonable, porque ambas opciones comparten algunas características que vamos a ver en este artículo. Pero las diferencias entre ellas también son importantes, y hacen referencia al formato, precio, duración y tipo de contabilización en la empresa.
Para entenderlo bien, vamos a ver al detalle tanto las características que comparten como las que las diferencia.
Lo que tienen el común el renting y el leasing de vehículos
Salta a la vista que las dos opciones son una forma de alquiler de un vehículo: este sería su principal punto en común. Lo que más les diferencia es que un contrato de leasing representa el alquiler de un vehículo con opción a compra obligatoria, mientras que el renting no.
El leasing es un contrato de arrendamiento financiero mediante el cual, la empresa arrendadora, está obligada a ofrecer la compra del vehículo una vez transcurridos determinado número de años a partir del inicio de dicho contrato.
En el caso del renting, la opción de compra obligatoria comentada no se contempla. Sin embargo, la empresa de renting sí puede ofrecer al contratante esta opción de compra al cabo de cierto período de tiempo.
Este es el motivo de la diferencia entre la duración de ambos tipos de contratación, y de la forma en que se contabilizan.
Las diferencias fundamentales entre renting y leasing de vehículos
Las diferencias en la duración del contrato se explicarían de la siguiente manera: los contratos de leasing siempre son de larga duración, generalmente de 2 a 6 años, ya que están destinados a la compra del vehículo.
Por lo que respecta al contrato de renting, su duración puede oscilar entre un mes en el caso del renting flexible hasta 12 meses, 24 meses o bien un renting de larga duración de hasta 4 años.
Y en cuanto a las diferencias para contabilizar ambas modalidades de contratación, el renting se considera un gasto, por lo que puede deducirse hasta 100% en el pago del IVA o el IRPF. El leasing por su parte repercute directamente en el activo y pasivo de la empresa, y si a la finalización del contrato se realiza la compra del vehículo, debe contabilizarse como adquisición de inmovilizado.
Teniendo en cuenta estos factores, de lo que se trata es de optar por el tipo de contrato de renting que mejor se ajuste a las características de cada Pyme.
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